La moringa es una planta que puede consumirse bajo distintas presentaciones, siendo las más comunes las hojas, el polvo (con el que se pueden preparar batidos o té) y las cápsulas, que en la medicina herbolaria tradicional se venden como suplementos dietéticos.
Casi todo el árbol originario en India es comestible, por lo que se han estudiado sus beneficios a la salud. Algunos de sus ingredientes son proteína, vitaminas B6, C y A, Magnesio, Hierro y Riboflavina (B2).
Sin embargo, así como puede hacer algunas cosas buenas por nuestro organismo, una de sus desventajas es que puede contener altos niveles de antinutrientes, lo que podría reducir la absorción de minerales y proteínas. No se recomiendan más de 70 gramos por día, ya que su alto consumo aumentaría el hierro en la sangre y derivar en problemas estomacales.
Los beneficios de la moringa en tu salud
De acuerdo con Healthline es un alimento nutritivo y rico en antioxidantes saludables y compuestos vegetales bioactivos que pueden prevenir algunas enfermedades y ayudar a tu corazón debido a que se le relaciona con una reducción del riesgo de padecer presión arterial alta.
Asimismo, su ácido clorogénico puede ayudar a reducir los niveles de azúcar en la sangre después de las comidas, puesto que un número alto es una de las principales características de quienes padecen diabetes. Es bueno para reducir la inflamación, los científicos consideran que es por sus isotiocianatos como compuestos antiinflamatorios.
Si deseas conservar en buen estado los alimentos puede ser un aliado, ya que ayuda a reducir la oxidación y protege contra la toxicidad del arsénico que puede contaminar lo que ingerimos y cuya exposición a largo plazo aumentaría el riesgo de desarrollar cáncer y enfermedades cardiacas.
Según Verywellhealth, también sirve para reducir el peso corporal y el IMC, así como mejorar los niveles de colesterol bueno y bajar el malo. Sus propiedades antibacterianas luchan contra Staphylococcus aureus y Escherichia coli, que se transmiten en las comidas.
Uno de sus usos como aceite tópico es principalmente para el cuidado del cabello y la piel, pues favorece a la cicatrización y a que heridas sanen más rápido. Combate enfermedades como la artritis e hipertensión (al actuar como vasodilatador) y el estrés oxidativo.