Tras el devastador paso del huracán Otis en Acapulco, Guerrero, una nueva amenaza se suma a la catástrofe. Ahora las preocupaciones se centran en una posible crisis sanitaria, debido a que existe el riesgo de propagación de enfermedades entre la población afectada.
Científicos y médicos advierten que la tragedia “ha despertado una preocupación silenciosa” en el ámbito de la salud pública, ya que un desastre natural de la magnitud que tuvo Otis puede originar focos de infección y aumentar enfermedades asociadas al estancamiento del agua, tales como el dengue, el zika y el cólera.
Además, la interrupción de servicios básicos, la falta de agua potable y el desplazamiento de comunidades también pueden agudizar problemas de salud ya existentes y dar lugar a nuevos brotes.
Así lo señala Kabla, empresa dedicada a la distribución de pruebas diagnósticas, quien alertó que la situación podría empeorar “gracias a la acumulación de agua estancada tras el huracán, que resulta en un foco de cultivo para la proliferación de mosquitos transmisores.”
“Estas pueden desencadenar brotes epidémicos si no se controlan adecuadamente, amenazando la salud de las personas expuestas a su picadura y la población que las rodea”, señaló Paulina Mejía, Química Farmacéutica Bióloga (QFB) de Kabla.
¿Qué enfermedades podrían aumentar en Acapulco?
Mejía explicó que enfermedades como el zika o el dengue pueden provocar síntomas como fiebre, náuseas, mareos, vómitos, así como dolores musculares y articulares; además de ser precisamente el dengue uno de los principales problemas de salud en el centro turístico, pues tan solo en 2022, tuvo el 54% de los casos registrados en Guerrero.
El cólera, el cual se propaga fácilmente en el agua contaminada, representa uno de los riesgos más graves, pues esta enfermedad afecta directamente el funcionamiento de células y órganos vitales, incluyendo el corazón.
De igual modo, tras un desastre, suele verse el incremento de enfermedades gastrointestinales, como gastroenteritis y leptospirosis, principalmente debido a la falta de saneamiento y agua potable, lo que lleva a la población a consumir alimentos contaminados o en mal estado.
“Estas enfermedades pueden ser mortales si no se tratan a tiempo, debido principalmente a la severa deshidratación que provocan. La leptospirosis, en particular, es considerada de riesgo, ya que puede generar daños considerables al riñón e hígado, los cuales requieren de atención médica especializada”, añade Mejía.
Los padecimientos respiratorios como gripe, influenza, neumonía y el Covid-19 también pueden intensificarse a raíz de los efectos del huracán Otis en Acapulco.
Dichas enfermedades requieren de atención en espacios médicos especializados, además acceso a oxígeno, ventiladores mecánicos, nebulizadores y oxímetros, los cuales suelen escasear durante una emergencia.
Por otro lado, las enfermedades de la piel, propiciadas por la humedad y la exposición a las bacterias, también representan un riesgo de infección por su rápida propagación, advirtió la experta.
Buscan prevenir brotes en invierno
Ante la situación que se vive actualmente en Acapulco, las autoridades de Guerrero y el Gobierno Federal implementaron medidas de contingencia sanitaria para priorizar la prevención y detección temprana de estas enfermedades.
Asimismo, reforzó la atención médica con el envío de especialistas y unidades médicas móviles en el puerto y en otros puntos afectados del estado.
De acuerdo con la QFB, “el monitoreo y seguimiento de estos padecimientos debe estar acompañado de pruebas diagnósticas confiables que ayuden al sistema de salud a tener bajo control posibles brotes que sumen aún más a la tragedia.”
“El impacto a largo plazo en la salud de la comunidad de Acapulco es especialmente importante, sobre todo ante la suma de acontecimientos como la temporada invernal”, apuntó Mejía en un comunicado.