Las pérdidas económicas causadas por el desastre de 1985 se encuentran entre 2.1 y 2.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de 1985, según estimaciones de expertos de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), que a precios de 2015 equivaldrían a unos 170 mil 244 millones de pesos. A esto deben de sumarse las pérdidas humanas por unas 6 mil personas, y que 150 mil personas se quedaron sin empleo.
Mario Ordaz, especialista en sismos de la empresa Evaluación de Riesgos Naturales, indicó que en este momento la infraestructura de la Ciudad de México se encuentra en mejor estado, en parte por los avances en el campo y también porque los edificios que cayeron ese día eran los más débiles.
No obstante señaló que en la capital del país "cerca de la mitad de las construcciones no cuentan con las medidas de seguridad internas necesarias para hacer frente a un sismo como el que ocurrió el 19 de septiembre de 1985".
En la mañana del jueves 19 de septiembre de 1985 sucedió el evento más catastrófico para la Ciudad de México en los últimos 50 años. El terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter borró literalmente del mapa el 30 por ciento de la capacidad hospitalaria de la urbe, 412 edificios quedaron destruidos y 5 mil 728 quedaron dañadas, mil 568 escuelas fueron dañadas, la red de agua potable dejó de abastecer 7.6 metros cúbicos por segundo del líquido y se averiaron un millón 280 mil servicios de energía eléctrica, según datos del cuarto informe de gobierno del presidente Miguel de la Madrid.
De acuerdo con el documento 'Información para la gestión de riesgo de desastres. Estudio de caso de cinco países: México', de la Cepal de 2007, "este desastre ocurrió en momentos en la que la economía mexicana se debatía en una coyuntura sumamente difícil y en que el gobierno aplicaba una política de austeridad en el gasto público". Las pérdidas representaron 11 por ciento del gasto del gobierno, lo que propició que al año siguiente el PIB se contrajera tres por ciento.
Según información del Banco de México, el país recibió apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, por 100 millones de dólares de esa época, para enfrentar la catástrofe que el fenómeno dejó a su paso. No obstante Banxico informó que debido al terremoto hizo necesario que las autoridades financieras del país negociaran con la banca acreedora internacional una prórroga por seis meses de los pagos que debían hacerse en octubre y noviembre.
Ordaz destacó que con el sismo se crearon las bases para la creación del Fondo para Desastres Naturales que surgió formalmente once años después, "se han logrado muchos avances en materia de cómo debe de operar el fondo", apuntó.
“Este desastre ocurrió en momentos en que el gobierno aplicaba una política de austeridad”