Déficit comercial

Si Donald Trump reduce el ISR para empresas, el resultado será un mayor déficit fiscal, que implica más demanda de crédito, que seguirá presionando a la inflación y a las tasas.

Claudia Sheinbaum no tiene la capacidad ni la voluntad de competir con Donald Trump en estulticia y sonoridad. Es algo de admirarse: alguien tiene que ser el adulto en la habitación.

Hay que hablar con el próximo secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien, aunque es partidario de los aranceles, entiende la dinámica del comercio internacional.

Katherine Tai, representante de Comercio Exterior de Estados Unidos, dijo hace unos meses que “la revisión será incómoda”, precisamente por el aumento en las inversiones chinas en nuestro país.

La pandemia del COVID-19 evidenció lo mucho que Norteamérica depende de Asia para la proveeduría de bienes y materias primas.

Las barreras al comercio y a la inversión son indeseables porque tienden a restringir la eficiencia productiva y el bienestar de la sociedad. Contrario a lo que pregonan los políticos, el principal perjudicado suele ser el país que las impone.

La institución financiera señaló que en el caso de Estados Unidos, su déficit aumentó en los últimos 20 años porque ha gastado más de lo que producía, entre otros factores.

De acuerdo con cálculos de economistas, la balanza comercial habrá empeorado en 20% desde que Donald Trump es presidente de la Unión Americana.

Un grupo de economistas y académicos de distintas partes del mundo, se reunieron en esta comunidad de la sierra de Sonora, como lo ha hecho por 26 veces de manera anual.

El desequilibrio comercial del país alcanzó su peor nivel para un octubre desde la crisis global del 2008, ante un retroceso de las ventas del sector automotriz al exterior.