Tokio 2020

El ‘arte y magia’ de los pebeteros olímpicos: 5 encendidos que deslumbraron al mundo

Te damos un paseo por cinco ediciones que serán recordadas por cómo culminaron el recorrido de la antorcha olímpica.

El pebetero de Tokio 2020 es el primero de la historia en ser alimentado por hidrógeno (Robert Carr/AP)

Toda ceremonia de inauguración olímpica tiene su momento cumbre en el encendido del pebetero. Y es que desde hace casi 30 años, las ciudades que organizan el evento tratan de crear nuevas y espectaculares formas de llevar el fuego olímpico al que será su ‘hogar’ por varios días.

Los organizadores de los Olímpicos saben de la ‘magia’ de este instante, tan es así que la identidad de la o el atleta que lo encenderá se mantiene en secreto hasta los últimos segundos de la ceremonia.

La lista de los siguientes Juegos Olímpicos cumplieron su cometido: hacer del encendido de su pebetero un acto difícil de olvidar.

Barcelona 1992

Podría decirse que fueron los españoles los que iniciaron la tradición de convertir el encendido del pebetero en un ‘arte’.

Y es que España sorprendió al mundo cuando el último relevo del recorrido de la antorcha llegó a un templete donde lo esperaba el arquero paralímpico Antonio Rebollo quien después de encender su flecha, disparó hacia el pebetero del Estadi Lluís Companys.

Aunque la creencia de muchas personas es que la flecha aterrizó en el pebetero, la realidad fue otra: Rebollo disparó intencionalmente la flecha para que pasará por encima de la estructura y así crear una ilusión. El pebetero se encendió presionando un botón.


Atlanta 1996

Estos no eran unos simples juegos, eran los Juegos del Centenario. Estados Unidos propuso a la capital de Georgia y a su estadio Estadio Olímpico Centenario para la ceremonia.

La nadadora Janet Evans empezó a recorrer la loma que llevaba hacia la base del pebetero, una estructura con un criticado diseño, para revelar al mundo la identidad de la personas que lo encendería: el mítico Muhammad Ali, campeón olímpico en Roma 1960, y que en 1996 ya padecía la enfermedad de Parkinson.

El exboxeador encendió una mecha que fue subiendo muy lentamente hasta el pebetero para encenderlo e iluminar el cielo de Atlanta.

El momento del encendido lo puedes encontrar en el minuto 14.


Sídney 2000

Australia hizo del agua un tema principal de la ceremonia de apertura en Sídney y con motivos: es una isla del tamaño de un continente y con un palmarés destacado en la natación.

El encendido del pebetero de estos Juegos Olímpicos también fue una forma de ‘hacer las paces’ con su pasado. La elegida fue Cathy Freeman, una corredora con un origen especial: pertenece a una etnia aborígen, un grupo de la sociedad australiana que fue objeto de abusos.

Freeman (quien ganaría después el oro en los 400 metros) caminó hacia el interior de una cascada y, literalmente, ‘encendió el agua’. En realidad, el pebetero se encontraba escondido en el pequeño lago formado a sus pies.

Un detalle interesante: el pebetero estuvo a nada de quedarse sin gas después de que un error técnico lo mantuvo atorado antes de que pudiera a la parte superior del estadio.

Puedes observa el encendido en este tiempo: 4:12:00


Beijing 2008

El primer evento de gran envergadura con el que China trató de demostrar al mundo el calibre de sus ambiciones: El Cubo de Agua y el Nido de Pájaro fueron dos de las múltiples estructuras que el gigante asiático construyó para albergar sus primeros Juegos Olímpicos.

Así que si el estadio era gigante, el pebetero tenía que igualar esa majestuosidad. El último relevo de la antorcha olímpica fue el gimnasta Li Ning quien, suspendido en unos cables, empezó a ‘correr’ sobre la pantalla circular de la parte superior del estadio, acompañado de las imágenes del recorrido de la antorcha

Llegó hasta el pebetero, una estructura diseñada por Lenovo con la forma del final de un pergamino. Puedes observar el momento en el 4:09:30.

Tokio 2020

Tras cinco años de espera, Japón por fin pudo recibir los segundos Juegos Olímpicos de Verano de su historia.

En una ceremonia sobria, pero llena de simbolismos, el pebetero del estadio en realidad siempre estuvo a la vista pues se encontraba en la representación del Monte Fuji, una de las postales más reconocidas de Tokio, aunque los japoneses lo ocultaron muy bien.

El último relevo de la antorcha olímpico fue la tenista Naomi Osaka quien vio como el Monte Fuji se abrió para revelar una escalera que la condujo al pebetero que estaba escondido en una inmensa esfera de metal.

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