En el firmamento de las hazañas deportivas nacionales una nueva estrella comienza a brillar: Carlos Sansores, el joven centennial integrante de las fuerzas armadas que promete traer una presea desde la nación del sol naciente.
Porque el taekwondo pudo haber sido inventado por los coreanos... pero los mexicanos lo hicieron suyo.
Pocas disciplinas le han dado tantas glorias al país como esta arte marcial basada en las patadas. Desde su aparición en Sídney 2000, año en donde debutó como justa olímpica oficial, hasta Río 2016, no ha habido olimpiada en la que no haya una o un atleta nacional poniendo en alto, desde el podio, la bandera del águila y la serpiente por este deporte.
Antes de eso, el taekwondo se presentó como deporte de exhibición en los Juegos Olímpicos de Seúl 88 y Barcelona 92. México obtuvo medallas en ambas ocasiones por esta actividad.
Nacido en Chetumal el 25 de junio de 1997, Sansores, taekwondoín de 24 años, tiene serias posibilidades de continuar la racha, mejor dicho, la tradición, de hacer resonar el Himno de México en las Olimpiadas gracias a esta disciplina... esta vez, desde Tokio. En junio de este año, conquistó la medalla de oro en la categoría +87 Kg, en el México Open de Taekwondo, que se realizó en Cancún, Quintana Roo, con la participación de 333 taekwondoínes de 22 naciones.
Previamente, ganó la medalla de bronce en el Campeonato Panamericano de 2021 y fue subcampeón en el mundial de Manchester 2019. Palmarés no le faltan. Mucho menos hambre. El atleta mexicano, que es parte de la Secretaría de la Defensa Nacional, tiene la mirada puesta en un solo objetivo: traer un metal desde el lejano oriente.
Esta actividad, nacida en Corea, llegó a nuestro país en 1969, con el maestro Dai Won Moon, considerado el padre del taekwondo en México, quien, según la Conade, introdujo la práctica de este deporte, que en un principio era conocido como “karate coreano”, debido a que la gente no recordaba el nombre o se le hacía difícil pronunciarlo.
El Taekwondo y México tienen un romance consolidado. Quizá el futbol sea el deporte más popular del país: todas y todos escuchamos hablar cada semana del América, el Cruz Azul, las Chivas y los Pumas. Pero la citada arte marcial no se queda atrás: no sólo es una de las disciplinas que más se practican en territorio nacional, sino que nos ha dado 13 medallas olímpicas.
Víctor Estrada ganó el bronce en Sídney 2000; Óscar Salazar, la plata en Atenas 2004; Iridia Salazar, obtuvo el bronce en Atenas 2004; Guillermo Pérez, oro en Beijing 2008; y María del Rosario Espinoza, oro en Beijing 2008, bronce en Londres 2012 y plata en Río 2016.
Previo a eso, cuando fue deporte de exhibición, en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, nuestro país conquistó tres metales de bronce gracias a Mónica Torres, Manuel Jurado y Enrique Torroella. En Barcelona 92, también como deporte de demostración, México logró una medalla de oro con William de Jesús Córdoba y dos bronces con Mónica Torres y Dolores Knolle, de acuerdo con la Conade.
México, potencia indiscutible en este deporte, cuenta con dos boletos para Tokio 2020, uno en la categoría varonil +80 kg, que consiguió Sansores, y otro en la división +67 kg femenil, en la que la medallista Briseida Acosta representará al país.
Ambos atletas tienen en sus manos la posibilidad de enmarcar sus nombres en el Olimpo. Talento no les falta. Mucho menos éxito. Ambos saben lo que es ganar. Y le han ganado a los mejores.
Precisamente, el logro que más recuerda Sansores de su carrera no son todos los campeonatos en donde ha conseguido un lugar en el podio. Uno de sus recuerdos más gratos es cuando venció a un medallista olímpico, al cubano Robelis Despaigne, ganador del bronce en Londres 2012, en una competencia oficial. Ese fue el inicio de todo, considera.
“En lo personal tengo un logro tal vez para el taekwondo no sea tan importante, pero es un Mexico Open en Nuevo León donde fue el comienzo de todo, ahí le gané a un medallista olímpico. Al cubano”, señaló en una entrevista realizada por la Federación Mexicana de Taekwondo.
De ser entrenado por un policía, quien fue su primer maestro en Chetumal, a practicar sus patadas diario en el ejército y luego en el Centro de Alto Rendimiento en la Ciudad de México, el joven de 24 años busca hacerse de un lugar privilegiado en el cuadro de honor de las glorias deportivas nacionales.
“Yo vengo desde abajo y desde donde estoy no puedo decir que estoy hasta arriba pero estamos logrando resultados. Si yo lo pude lograr, cualquiera lo puede lograr”, dijo en una entrevista a TUDN.
Quintana Roo tiene mucho que presumir: las playas de Cancún, las pirámides de Tulum... y a uno de los mejores taekwondonies del mundo: Carlos Sansores.
Con información de la Conade, TUDN y Federación Mexicana de Taekwondo.