Meses después del inicio de la pandemia, en septiembre de 2020, los brokers o comercializadores inmobiliarios de Los Cabos comenzaron a observar un incremento de la demanda de propiedades, sobre todo de inversionistas de California, Nueva York y Texas.
Tres mercados emisores que consistentemente han estado entre los más importantes para el principal destino de sol y playa en el segmento de lujo en México y que ahora generaba interés entre personas adineradas, que deseaban tener una propiedad fuera de las ciudades.
José Luis Mogollón, director de Desarrollo de Quivira, dijo que en la plaza ha habido un aumento promedio del 30% en los precios, consecuencia del crecimiento inusual de la demanda, sobre todo de los estadounidenses y algunos mexicanos.
El empresario puso por ejemplo los departamentos de dos recámaras en Copala, una comunidad que salió a la venta en 2014, y que costaban entonces 200 mil dólares y que hoy se están vendiendo en 480 mil dólares.
Otro ejemplo es la comunidad Mavila donde los duplex de tres recámaras comenzaron en 270 mil dólares hace cuatro años, contra departamentos que en la etapa más reciente llegan a costar hasta 700 mil dólares.
Quivira fue uno de los primeros desarrollos inmobiliarios de Los Cabos, aunque en realidad comenzó con dos hoteles, Pueblo Bonito Sunset Beach y Pacífica, que posteriormente derivaron en la compra total de 17 terrenos para llegar a las 770 hectáreas que tiene en la actualidad este desarrollo.
El Grupo Pueblo Bonito como pionero en Los Cabos entendió desde el principio, dijo Mogollón, cuál es la dinámica del mercado de Los Cabos y por ello sus propietarios tomaron la decisión de invertir en infraestructura y servicios propios, para ser independientes del resto de la plaza.
Quivira cuenta con camellones en ambos lados de sus vialidades principales con una longitud de siete kilómetros; tiene 17 kilómetros de pistas pavimentadas para caminar y hacer bicicleta y 25 de terracería por los que también se puede transitar.
La visión del grupo siempre ha sido dar un extra, así es que ha invertido en mejorar el paisaje y en el diseño de los jardines con plantas endémicas y otras que fueron importadas por su capacidad de desarrollarse en un clima semidesértico.
También tiene un campo de golf de 18 hoyos Jack Niklaus Signature, es decir de la categoría más alta, y los que seguramente son los cuatro hoyos escénicamente más dramáticos del destino, con vistas a un acantilado, al Océano Pacífico, al Faro Viejo y a una formación de lava petrificada que emerge del mar.
La totalidad del agua potable de Quivira viene del océano y el complejo cuenta con una desaladora de agua capaz de producir 55 litros por segundo, por lo que diariamente el complejo le dona 150 mil litros al municipio que hoy enfrenta limitaciones para atender las necesidades de una población permanentemente en ascenso.
Quivira también ha brindado apoyo a la comunidad en caso de huracanes, pues además de las desaladoras cuenta con dos plantas de tratamientos de aguas negras de 90 y 30 litros por segundo.
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