Las Brisas Acapulco evoca una nostalgia que se apega a la época dorada del puerto en el que se encuentra. El hotel se mantiene fiel al estilo con el que abrió sus puertas, la dupla de rosa y blanco en sus instalaciones no sólo se convirtió en su marca personal, sino que forma parte de su estilo icónico.
Para recorrerlo hace falta subirse a los jeeps que transportan a los huéspedes entre toda la propiedad y que también forman parte de su encanto de años.
Una de las cualidades que han hecho de este hotel un ícono son sus habitaciones. Mucho antes de que los nuevos conceptos de lujo y privacidad se hicieran paso en la hotelería, Las Brisas ya entendía la necesidad de sus huéspedes de contar con sus propios espacios.
Las casitas que componen todo el recinto ofrecen la posibilidad de contar con alberca semi privada y privada, algunas incluso tienen alberca y privada y jacuzzi. Esta cualidad hace que toda la estancia se sienta como un respiro real de las multitudes.
No hay una habitación igual a otra, incluso aunque todas mantienen los mismos estándares de calidad, cada una está adaptada a su entorno y al espacio que habita.
Dentro de toda la oferta de la propiedad vale la pena destacar su gastronomía. El chef Guy Santoro está a cargo de la cocina de los restaurantes del complejo que ofrecen los mejores ingredientes del puerto con un toque contemporáneo.
Para desayunos y cenas el restaurante Bellavista pone a disposición del comensal platillos clásicos acompañados de una vista panorámica de la bahía. Para disfrutar durante el día, el restaurante La Concha dentro del club de playa ofrece una amplia gama de platillos gourmet.
Otro de los elementos icónicos de Las Brisas es, precisamente, su exclusivo club de playa al que sólo es posible ingresar como huésped pues no permite la entrada de visitantes externos. La Concha cuenta con dos albercas de agua salada, una alberca de agua dulce, un bar y el restaurante.
Las albercas de agua salada se nutren del mar, de manera que su profundidad varía de acuerdo al día y la intensidad del océano. Sin embargo, al estar aisladas de la bahía son completamente seguras.
Para ver caer el sol, el hotel tiene el Sunset Bar que es escenario de uno de los espectáculos más buscados por los visitantes. Entre las seis y las siete de la tarde, este espacio se convierte en el escenario que despide a los días, en el cielo se estampan los colores del atardecer y el oleaje del pacífico.
Mientras el sol se mete entre el mar vale la pena probar el Brisas Breeze, el cóctel insignia de la propiedad.
Dentro de la oferta wellness de Las Brisas se encuentra el spa que cuenta con distintos tipos de tratamientos y servicios. También ofrece experiencias de masajes dentro de las habitaciones y un gimnasio completamente equipado.
El hotel busca personalizar las necesidades de cada cliente, de manera que también ofrece la posibilidad de realizar distintas actividades dentro de las habitaciones. Las opciones van desde cenas románticas hasta clases privadas de yoga, sólo hace falta pedirlo para que el personal lo haga posible.