¿Cenaste, almorzaste, volviste a comer pozole y aún así la olla sigue medio llena?
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, cerca del 35% de los alimentos en México se tiran a la basura. Si no calculaste las cantidades de los ingredientes para estas fiestas patrias no hay razón para desperdiciar, existen diversas opciones para aprovechar todos esos platillos que quedaron de la celebración de la Independencia de México.
Itacate
La primera opción es una práctica sabia y tradicional: dar itacate. El Diccionario enciclopédico de la gastronomía mexicana explica que se llama de esta manera a los alimentos que se llevan y otorgan para el viaje.
En algunas regiones mexicanas se acostumbra obsequiar comida a los invitados que asistieron a las fiestas. No sólo evita que se tire la comida, sino que forma comunidad, así que puedes dar itacate o intercambiar con amigos, vecinos y familia.
Congelar
Alimentos como el pozole, las salsas, el mole y otros caldos se pueden llevar al congelador en un recipiente bien cerrado, ahí pueden esperarte durante una semana, quizá un poco más, hasta que se te pase el hartazgo por comer en exceso.
No olvides que, cuando lo quieras de vuelta, debes hervirlos bien.
Transformar
En el Tepito de principios del siglo XX existió un platillo llamado “escamocha”, consistía en un guisado hecho con las sobras de comida. Más allá de mostrar una realidad social en aquella época, también era la prueba de que con una buena sazón e ingenio cualquier platillo puede cambiar de sabor.
Ya lo dijo Antoine Lavoisier (aunque en otro contexto): “La materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma”. Bajo ese principio han nacido incontables platillos nuevos.
Cuando hay mucha barbacoa, tinga o pollo en cualquiera de sus presentaciones, puedes transformarlos en tacos dorados y el sabor será totalmente otro.
Si ya no quieres más taquitos de suadero y pastor, con algunas tortillas de harina y quesillo quedan perfectas unas gringas; bajo la misma base, todo puede ser relleno de quesadilla, como el picadillo o la tinga.
Cuando quedan hortalizas, verduras o legumbres crudas, es viable convertirlas en purés o cremas. También puedes cocinar un fondo de verduras, con el cual darás un delicioso sabor a diversas preparaciones como arroces y sopas.
Pica todas esas tortillas quedadas y luego serán chilaquiles. Los frijoles serán enfrijoladas. La lechuga que ayer era la cima del pozole mañana puede ser la oportunidad para empezar a comer ensaladas.