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La ruta del antojo: Estos son los lugares de la CDMX que salen en ‘La Divina Gula’

¿Te quedaste con el antojo? Te contamos dónde encontrar todos los restaurantes y puestos de la CDMX que aparecen en la serie de Netflix.

Opciones saladas y dulces, en la CDMX encuentras todo tipo de opciones tan famosas que salen en una serie de Netflix. (Foto: Facebook / Las banderillas del Mini / La Dulzura).

Afloja el cinturón y prepárate para emprender este camino lleno de peculiares preparaciones con chocolate, pan, carne, cerveza y todas las combinaciones con ingredientes que no conocen fronteras, es la ruta hacia la gula.

Te contamos cuánto cuesta y dónde están todos los lugares de la Ciudad de México que aparecen en la serie de Netflix La divina gula, un homenaje a las rarezas culinarias mexicanas.

Esquina del chilaquil

Dicen que aquí nació la torta de chilaquiles, hace cerca de 20 años, cuando la mamá de la “Güera” buscó darle un giro al negocio, ya que todos los puestos vendían tamales.

Primero vendían chilaquiles en charolas, pero luego resultó más práctico usar el bolillo como plato y cubierta.

La esquina de la calle Alfonso Reyes y Tamaulipas, en la colonia Hipódromo, fue renombrada como “Esquina del chilaquil” en honor a un antojito, un clásico chilango.

La original torta de chilaquiles (verdes o rojos) con pechuga empanizada, frijoles es denominada “lo más delicioso que se inventó después de la guajolota”, también hay con cochinita pibil o con todo para aquellas personas “de buen diente”.

Betos’s P&H

En este lugar encuentras una hamburguesa de 10 a 15 pisos de altura, con salchicha, suadero, pastor, carne, tocino, cuatro quesos, jamones de pavo y pierna y lechuga (por aquello de la dieta), servido con papas a la francesa. Incluso hay un reto de comer todo el platillo en menos de 20 minutos, el premio es una semana de comida gratis.

En Betos’s P&H el concepto es que todo es gigante, hasta sus bebidas, barriles de cuatro litros.

Hay tacos “quesocarne” de más de tres kilos de suadero, pastor, cecina, campechano, pollo o alambre; tacos , gobernador de 1.3 kilos, parrilladas, choriqueso con quesos argentinos, charolas de hot-dogs, cuernitos de medio kilo, gorditas gigantes de 2.5 kilos, Maruchan de un litro, tortas de 3.5 kilos, chilaquiles de más de un kilo, grandes porciones de alitas y sincronizadas... también gigantes.

Banderillas del mini

Es posible que no haya nada más chilango que comer afuera del Metro, ese bocado apresurado entre los kilométricos trayectos de una metrópoli a la cual devoras o te devora.

Las banderillas del Mini es uno de esos puestos que ofrece paz a la tripa gruñona que se queja en el camino por falta de carbohidratos, se encuentra a las afueras del Metro San Joaquín.

Su peculiaridad es que aquí todo puede ser banderilla, dulce, salado, no importa, lo que sea que le lleves puede capearse y llevarse a un mar de aceite para freírse y adquirir esa textura doradita y crujiente por fuera, suave por dentro.

En su menú ofrece de salchicha de pavo, queso, combinada, hawaiana, con diversas coberturas además de la clásica, hay Flamin Hot, coreana (con cuadritos de papa), ramen (sopa instantánea) o cruji.

También hace las banderillas con interior dulce como Kinder Delice, Milky Way, Mamut, Bubulubu, Snickers, además, la gente llega con todo tipo de ocurrencias, no hay límite, además tiene una amplia barra de aderezos para armar el antojo que tengas en mente.

La Dulzura

El el sueño de noviembre de todo amante de la temporada de Día de Muertos: aquí hay pan de muerto todo el año.

Su especialidad es “Amor muerto”, bañado en tres leches, relleno de queso crema endulzado, un betún llamado “Cariño”, con hilos de Nutella y arriba chocolate Kínder; también han preparado diferentes versiones como “Amor libre”, con el relleno de colores; “Amor muerto enamorado”, relleno de betún de red velvet; o “Amor muerto caramelo salado”.

Su menú es un paraíso de chocolate, encuentras hasta lo que no has imaginado, como “Amante”, base de brownie cremoso (llamado aquí “Amor eterno”) horneado con galleta Chips Ahoy o galleta Oreo, cobertura doble de Nutella, “Cariño” (betún de queso crema endulzado) y chocolate Kínder, “todo un poema”, afirman.

Hay más de 10 tipos de pasteles completos, cajas con diversos panes, café y diversos postres.

Jugos Moy

¿Es un coctel de frutas? ¿Es un pastel? Estos monumentos de dulce servidos en vasos “de a litro” lo son todo, prueban que “todo cabe en un jarrito, sabiéndolo acomodar”: chocolate, chantilly, crema batida, galletas, gomitas y todo lo que se les ocurra.

Jugos Moy es un negocio familiar al norte de la Ciudad de México, comenzó como un puesto de jugos y fruta, luego, a los hijos se les ocurrió meterles un chocolatito por ahí, que luego se convirtieron en dos, 10 o 20.

Tienen cerca de 20 opciones y ninguna peca de sencillez, hay jugos, licuados, cocteles, aguas de fruta natural, escamocha, postres, botanas, “gomiboing” (Boing congelado con gomitas), smoothie, y mucho más.

Su postre super especial lleva 20 chocolates premium completos, fresa, uva, durazno, manzana, gelatina y plátano, es para cerca de 20 personas; o bien, si buscas algo “tranqui”, su postre especial se hace con 10 chocolates diferentes.

Uno de los más peculiares es la “fruta loca”: una fruta entera (mango, sandía, piña o manzana) cubierta de tamarindo con Miguelito, servida sobre una base de jícama, pepino, zanahoria, con siete tipos de gomitas, cinco tipos de cacahuates y papas surtidas, postre y botana en un plato.

También, más allá de los límites de lo dulce, pero igual de cerca de la gula, hay sopa instantánea con esquites (de medio o un litro), “doriesquites” (Doritos nacho con esquites), nachos con casi un kilo de carne,

La Doble SS

Les llaman licuadoras locas, “te las tomas y te pones más loca tú”, dicen las fundadoras de este lugar de micheladas y “pitufos” en la serie de Netflix.

Primero vendían aguas frescas, las repartían en el tianguis, pero sus amigos buscaban cerveza, así que se les ocurrió cambiar la licuadora de las aguas por la de las chelas, ponerles “Miguelito”, gomitas y buen ambiente sonidero.

Es el reino de las caguamas y gomitas, un poco de Miguelito por acá, salsa por allá, vasos, latas, licuadoras, peceras y todo tipo de recipiente escarchado.

Venden papas “locas”, micheladas sencillas, “gomichelas”, “cerechelas”, “licuachelas locas” con cerveza o Sky, piñas coladas, además de otros tragos como tequila, whisky o ron preparado, mojitos de frutos rojos, mango o natural, o bien, algo sin alcohol, como sangría preparada.

Chubechada de Raúl

Al poniente de la Ciudad de México se sirven las “chubechadas”: micheladas coloridas, dulces y peligrosas, preparadas con cerveza y vodka, la “Kryptonita” de más de un alma nocturna.

Es un negocio familiar, en la serie de Netflix Juan Raya explica que la ocurrencia surgió cuando vieron que la cerveza se podía preparar con licores, él tomó cursos de coctelería y decidió intentar darle un toque especial.

“Del barrio para el mundo”, es su lema, y aquí los mares etílicos fluyen sin miedo al éxito en una amplia carta de coctelería con todo, Bacardi, whisky, Martini, piña colada, “vampiros”, vodka, servidos en licuadoras, focos, vasos, peceras.

Otra de sus recetas de la casa es una misteriosa bebida llamada “La perla de barrio”, o bien para los domingos “pa’crudear” recomiendan la michelada de camarón.


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