“Juanita, una chicha”, la voz de Armando Martínez Centurión sonaba en el callejón de El Espíritu Santo (hoy Motolinía) hace cerca de cien años, para invocar una bebida refrescante que, a diferencia de las veloces tortas, llegaba con la calma de una mujer que se sentaba al lado del tortero.
El cronista Artemio de Valle Arizpe dejó en sus escritos los gritos y sabores que resonaban en el antiguo Distrito Federal, en las llamadas Tortas Armando, de 130 años de existencia, cuando el mostrador se rodeaba de obreros y estudiantes estresados por los exámenes cuyo consuelo eran esas teleras que él rellenaba rápidamente con pollo, jamón, lomo o sardinas, aguacate, chiles, lechuga y una pizca de sal.
Armando, a quien algunos consideran el primer tortero, se convirtió una leyenda porque se dice que inventó y nombró a las tortas, pero además creó un agua fresca.
Según narra De Valle Arizpe en Calle vieja y calle nueva, Armando le pedía a Juanita las bebidas y mientras él despachaba velozmente, con “habilidad y sabrosura” sus tortas y tostadas, aparecía aquella viejecilla alta, enlutada y silenciosa:
“Ocupábase solamente en servir la riquísima chicha, y cuando no andaba en esa tarea insignificante, tenía las manos cruzadas sobre el vientre, viendo como en perpetuo arrobo la calle ‘Juanita, una chicha’, decía Armando de tiempo en tiempo con voz tiplisonante, y en el acto la callada mujer servía el líquido amarillento y frío en un vaso de vidrio, y después de esta operación volvía a poner sus miradas vagas en la calle”.
En la actualidad la chicha sigue en el menú de Tortas Armando, como un nostálgico sorbito al pasado, describen que se hace de naranja, piña y limón, “preparada por el abuelo Armando desde 1892″.
¿Dónde está la tortería más antigua de la CDMX?
En las cambiantes calles de la Ciudad de México, estas legendarias tortas han encontrado su historia en diversos locales, donde siguen siendo frecuentadas por estudiantes estresados, obreros, Godínez y cualquier estómago de ‘buen comer’.
Don Armando murió el 25 de noviembre de 1935, era un hombre que siempre vestía de corbata; luego la tradición la siguieron los seis hijos que tuvo con su esposa Maura Lindoro.
Luego de una vida en Motolinía, se movieron a Humboldt 24 y posteriormente a Río Nazas 64, Cuauhtémoc, además, tienen otras dos sucursales en la colonia Del Valle.
Además de la ‘chicha’, encuentras cerca de 20 tortas, desde la clásica de jamón con queso blanco o queso de puerco, salchicha, chorizo, huevo, milanesa, bistec, también de chilaquiles o pastor, ya no cuestan 15 centavos, pero sus precios siguen siendo amables con la economía estudiantil: de 50 a 100 pesos.