Yucatán es uno de los estados más vistosos de México gracias a su cultura, sus paisajes y claro, la gastronomía originaria del estado, que va desde platillos como cochinita pibil hasta postres, que son amados a lo largo y ancho del territorio nacional.
Si tú eres de aquellos que disfrutan de todo aquello que provenga de este estado peninsular, te tenemos noticias: Llegará a la Ciudad de México la Feria de Yucatán, donde habrá música, prendas típicas, artesanías y, por supuesto, mucha comida.
Uno de los postres yucatecos por excelencia son las marquesitas, mismas que podrás disfrutar en este evento, que se llevará a cabo del 12 al 21 de mayo en la plancha del Zócalo.
Marquesitas: El postre yucateco que debes de probar
Las marquesitas son un postre muy popular en la región de Yucatán, y se pueden encontrar en muchos puestos de comida callejera, ferias y eventos. Además, resulta muy fácil de comer mientras caminas o estás de pie en la calle conversando con alguien.
En 2013, la Cámara de Diputados del Congreso de Yucatán reconoció a la gastronomía yucateca como Patrimonio Cultural Intangible del Estado de Yucatán, lo cual incluye este postre amado por miles de yucatecos.
Originarias de la península de Yucatán, su preparación es muy similar a la de una crepa, pues la masa con la que se elaboran está hecha a base de harina de trigo, huevo, leche y azúcar, y se cocina en una plancha especial para marquesitas hasta que queda dorada y crujiente.
Una vez lista, se coloca una rebanada de queso de bola en la mitad y se enrolla cual taco. Algunas personas les agregan diferentes ingredientes, como cajeta, Nutella, frutas, e incluso se ha diversificado sus sabores, pues también hay marquesitas saladas hechas con jamón o peperonni, por ejemplo.
Origen de las marquesitas
Según el diccionario virtual Larousse Cocina, las marquesitas son una creación de Leopoldo Mena y su esposa, Carmen Muñoz, a finales de los años treinta aproximadamente.
En un esfuerzo por mantener las ventas en su heladería durante el invierno, Mena habría buscado una forma novedosa de vender barquillos, aunque el grosor de estos no eran del total agrado de la gente, por lo que su esposa le recomendó cambiar la receta.
Con una masa delgada y crujiente, el nevero empezó a rellenarlas de queso de bola y combinarlas con distintas mermeladas y sabores dulces, que causaron sensación entre la población de Mérida.