El 17 de mayo se celebra el día de San Pascual Baylón o Bailón (Torrehermosa, Aragón, España, 1540-Villarreal, Valencia, España,1592). Según la leyenda, amaba tanto a Dios que a menudo bailaba en su honor. Este santo representa un mito fundacional, una estructura simbólica que da origen a una tradición.
Hijo de campesinos, el fraile franciscano se destacó como místico y contemplativo, beatificado por la Iglesia en 1618, y canonizado en 1690. En países como México, España, Colombia, Argentina, es el santo de los cocineros y cocineras, a quien la tradición popular le ha generado graciosos refranes, de él y de otros santos, para que los asista a la hora de guisar. Es honrado en ceremonias religiosas y festividades locales, donde se realizan actividades culinarias y se ofrecen platos típicos en su honor. Son tradiciones que nos llegan desde la época de la Colonia.
La relación entre la cocina y la religión es un tema recurrente en la historia de la humanidad, muchas culturas han desarrollado prácticas y rituales en torno a la comida. En la mayoría de los católicos es común pedirle el favor a un santo, conducta que puede tener diferentes formas y significados, según la cultura en la que se realizan.
Para los mexicanos, la comida tiene un importante valor simbólico, con frecuencia se asocia a la celebración de festividades religiosas, fundamentos que nos llegan desde épocas precolombinas, claro está, con un carácter mestizo hoy en día. En las culturas maya y azteca, la cocina era un espacio sagrado, donde se preparaba la comida con cuidado y atención. Estas prácticas eran una forma de mantener la relación armoniosa con la naturaleza y para honrar la generosidad de los dioses.
Valoraban a la comida como una fuente de nutrición y de conexión espiritual.
No solo son rituales de los católicos de América Latina, el sincretismo religioso se da en otros grupos étnicos, incluidas las africanas, legados culturales que son una forma de transmitir la historia, los valores y las creencias de una comunidad.
De esta manera surgieron coplas que llaman al poder divino para que los guisos se coronen de sabores y texturas. Tienen su origen en la sabiduría y creatividad de la gente común, que han sabido encontrar en la cocina un lugar para la expresión de su identidad y su espiritualidad.
Cuando creas que ya llegaste al máximo nivel en las artes culinarias y tu instinto te traicione, diviértete con tus errores y apela al más allá. Aquí te dejo unos dichos, ¿funcionarán?, pero tendrás que actuar rápidamente frente a las señales que anticipan una situación perjudicial, decirlos creo que no está de más.
• San Pascual Bailón, báilame en este fogón. Tú me pones la sazón y yo te bailo un danzó
• Santa Ada, que no dejen nada
• San Efrén, que me salga todo bien
• Santa Leonor, que tenga buen sabor
• San Benito, que salga bien el pozolito
• San Simón, no se te olvide el limón
• Santa Teresa, que esté todo listo en la mesa
• Santa Rosa, que la salsa no quede picosa
• Santa Eloísa, que se haga todo de prisa
• Santa Tomasa, que me salga bien la masa
• San Marcial que no se me pase de sal
• San Sansón que todo quede sabrosón
• San Federico que me quede rico
• San Mateo que no sepa feo
• Virgen de los Dolores, que tenga buenos olores
• Te lo pido Santa Elena, que la comida me quede buena
Agradezco a la Cofradía de San Pascual Bailón de Morelia, Michoacán, por la información de los dichos.