Las revoluciones de la humanidad, como la Neolítica, la Industrial y la Tecnológica, representan momentos clave en la historia en los que hubo cambios fundamentales en la forma en que los seres humanos vivían y se organizaban. Estas transformaciones marcaron hitos en la evolución de la civilización y tuvieron un impacto duradero en la sociedad, la economía y la cultura. Son momentos históricos que cambiaron la forma en que trabajaban y se relacionaban entre sí, transiciones importantes en diferentes aspectos de la vida humana.
La Revolución Neolítica, también conocida como la Revolución Agrícola, tuvo un impacto trascendental en la gastronomía. Este período histórico, que ocurrió según algunas teorías, alrededor del 10 mil a.C., marcó el paso de una sociedad de cazadores-recolectores a una sociedad sedentaria debido a la domesticación de los insumos que producía el desarrollo de la agricultura. Comenzaron a cultivar plantas y criar animales, creando asentamientos permanentes que fomentaron la aparición de recipientes de almacenamiento, como cerámicas y ánforas, facilitando la conservación de alimentos durante períodos más largos. Sembraron plantas como el trigo, el arroz, el maíz y la cebada, así como granjas de ovejas, vacas y cerdos, ocasionando cambios significativos en su dieta y en la forma en que se preparaban los alimentos. Se inventaron herramientas para moler granos y hacer harina, como morteros y molinos de mano, permitiendo la preparación del pan y otros alimentos a base de cereales. Además, se desarrollaron técnicas de fermentación para elaborar cerveza y el pan con levadura, proporcionando nuevas opciones alimenticias ampliando las posibilidades culinarias, estructuras más sólidas y la aparición de áreas específicas para la preparación de alimentos, es decir, las cocinas, espacios donde se experimentaban con nuevos métodos de cocción.
La Revolución Industrial fue un período de transformación socioeconómica y tecnológica que ocurrió principalmente en Gran Bretaña a partir del siglo XVIII y se extendió posteriormente a otros países de Europa y América del Norte. Fue un cambio fundamental en la forma en que se producían bienes y se organizaba la producción. Permitió la elaboración en masa de alimentos mediante el desarrollo de maquinaria y técnicas de tratamiento. Se introdujo el arado mecánico y las cosechadoras, aumentó la eficiencia y la cantidad. Facilitó el transporte de alimentos a largas distancias mediante la red de ferrocarriles y el uso de barcos de vapor. Esto permitió que llegaran frescos a lugares más lejanos y se extendieran las opciones gastronómicas. La estufa de gas y los hornos modernos reemplazaron las antiguas cocinas de leña, teniendo un control más preciso de la temperatura y una cocción más eficiente. También empezaron a aparecer batidoras eléctricas, procesadoras de alimentos y otros electrodomésticos que facilitaron las tareas culinarias, y nuevamente, influenciando los hábitos alimenticios. El ritmo acelerado de trabajo en las fábricas y la urbanización condujeron a comidas más rápidas y prácticas, a la producción masiva de alimentos procesados y enlatados, lo que dio lugar a la aparición de platos listos para comer y a la popularización de la comida rápida.
El inicio de la Revolución Tecnológica se considera que ocurrió en la década de 1970, cuando se introdujeron las primeras computadoras personales y se desarrollaron tecnologías informáticas que tuvieron un impacto significativo en la sociedad, llegando hasta los lares de la industria gastronómica, que entre otras, ha brindado nuevas formas de interactuar con los clientes a través de aplicaciones móviles y plataformas que además permiten el conocimiento y aplicación de culturas culinarias lejanas, y permitió crear platos con formas y texturas innovadoras: su rápido avance continúan evolucionando y moldeando la forma en que comemos.
Innumerables historiadores coinciden que estas tres revoluciones se consideran las más impactantes en la historia de la humanidad debido a los drásticos cambios que trajeron consigo en diferentes aspectos de la vida humana; el Neolítico sentó las bases para el surgimiento de la civilización al permitir la transición de la vida nómada a la vida sedentaria, la agricultura y la formación de comunidades más estables, la Industrial marcó la transición de una economía agraria a una economía industrializada, impulsando el crecimiento económico, la urbanización y el surgimiento del capitalismo. La Revolución Tecnológica, que aún estamos experimentando, ha llevado a la conectividad global y el avance tecnológico a niveles sin precedentes… y vaya usted a saber que más va a cambiar con la inteligencia artificial…