Desde julio, en que la película Barbie se proyectó en las pantallas de los cines, un fenómeno mediático se desató y el mundo se sumergió en un baño de tonalidades rosadas. Este largometraje utiliza el color rosa de manera ingeniosa para desafiar los estereotipos de género y la imagen de la feminidad.
El rosa emerge como un símbolo de lucha en la trama, donde la protagonista parece encontrar su auténtica identidad y su lugar en el mundo. Esta tonalidad se convierte en un medio creativo y significativo para transmitir mensajes feministas y una visión del mundo. La película presenta una estética visual extravagante, lo que ha generado elogios y también cuestionamientos por parte de distintos sectores.
La historia de la muñeca Barbie comenzó en la década de 1950, cuando la empresa de juguetes Mattel la lanzó al mercado. La idea de crear una muñeca adulta y elegante fue concebida por Ruth Handler, una de las cofundadoras de la compañía. Al notar que su hija disfrutaba con muñecas de papel que representaban mujeres adultas en diversas ocupaciones, Ruth propuso la idea de la muñeca, que luego nombraron Barbie en honor a su hija, Bárbara. La presentación pública se realizó en la Feria del Juguete de Nueva York el 9 de marzo de 1959. Aunque la reacción inicial fue diversa, su popularidad creció con el tiempo.
Hasta ese momento, las niñas solían jugar a ser ‘mamá' cuidando muñecas que se asemejaban a bebés, a las que vestían y alimentaban. En la década de 1960, Barbie continuó evolucionando con atuendos y accesorios que representaban distintas profesiones y roles. Se introdujeron muñecas con cabellos de colores variados y etnias diversas, reflejando la creciente diversidad. Posteriormente, se lanzaron líneas basadas en personajes famosos, películas y series de televisión.
Este fenómeno reciente ha causado un profundo impacto en la moda y la cultura popular, en especial en lo que respecta al color rosa. Algunos informes de medios sugieren que la película ha generado escasez de pintura rosa a nivel global, afectando la producción de otros productos que emplean este color. Ante esto, varias empresas han tenido que buscar alternativas de pintura para sus mercancías. La falta de suministros ha llevado a un aumento de precios, impactando en la industria de la pintura en general. Como resultado, ha surgido un incremento en la demanda de otros colores.
Aunque la mezcla más común para obtener una tonalidad de rosa es combinar rojo y blanco, la incorporación de un poco de azul puede resultar en tonos más fríos y suaves, a menudo denominados ‘rosa bebé' o ‘rosa lavanda’. El amarillo, por su parte, otorga un matiz similar al durazno; las posibilidades son numerosas.
El impacto del tono también ha llegado a la gastronomía, con un incremento en el uso del color rosa tanto en decoración como en recetas, incluyendo platos salados, postres y bebidas. Algunas empresas lanzaron productos con envases y etiquetas rosados para capitalizar la popularidad de la tendencia visual.
Las redes sociales se inundaron en las últimas semanas de platillos de color rosa y la venta de betabel (remolacha), que puede utilizarse como colorante, ha aumentado drásticamente. Los productores de esta raíz comestible en Estados Unidos se aprovecharon de la situación para promocionarlo a gran escala. En YouTube, pueden encontrarse videos con recetas de palomitas rosadas con bombones, mientras que en otros medios han aparecido ensaladas de fresas y queso feta, así como smoothies de frutas y pasteles. En la prensa española, incluso se ha compartido una receta de hummus rosa, elaborada con betabel para darle el color. Los creadores de estos platillos abiertamente manifiestan la influencia de Barbie.
En México, surgieron creaciones como los ‘tacos barbiecoa’ -una divertida referencia a la barbacoa-, ‘barbieconchas’, ‘kenesquites’, ‘barbielotes’, ‘tortipink’ y taquitos rosados, entre otros, todos buscando brindar una experiencia de moda. Además, se han ideado platos variados como pastas, arroces y ensaladas, todos utilizando ingredientes de color rosa para seguir la tendencia de la película.
En este contexto, surge la pregunta: ¿a qué sabrán muchas de estas combinaciones? Debo confesar que no estoy segura si me atrevería a probar algunas de ellas.